Es un género cinematográfico que introduce escenas donde los actores cantan mientras la historia avanza coreográficamente.
Rompe con la lógica de la verosimilitud con una destreza mayor a la de cualquier otro género.
Con la irrupción del cine sonoro pudo ser posible el nacimiento de este nuevo género.
En 1927 se estrenó la primera película parcialmente sonora “El cantante de jazz” de Alan Crossland.
El público quedó encantado con la nueva técnica.
En 1929 “Melodías de Brodway de Harry Beaumont, ganó el Oscar a la Mejor Película con el que Hollywood abría sus puertas a las nuevas películas musicales.
Con la irrupción de Fred Astaire y Ginger Rogers, de la productora RKO, el género alcanzó su cotas más altas. Títulos como “Sombrero de copa” (1935) o “En alas de la danza” (1936) son clásicos indiscutibles.
En los 40 surge Gene Kelly quien como actor, bailarín, coreógrafo, productor y director revolucionó el género musical para siempre.
Junto a Stanley Donen nos regaló películas como la inolvidable “Un día en Nueva York” (1949).
En loa años 50 destacan realizaciones como “El rock de la cárcel” protagonizada por Elvis Presley, “Alta Sociedad” con Frank Sinatra y la inolvidable “Cantando bajo la lluvia” con Gene Kelly, posiblemente el musical más famoso de la historia.
En los sesenta a pesar de grandes títulos como “West Side Story” o “My Fair Lady” la taquilla de películas de este género empieza a bajar. En los setenta el público ya no gusta de los musicales.
Aún entonces surgen producciones como “Jesucristo Superstar” (1973) de Norman Jewinson, “Nace una estrella” (1976) con Barbra Streisand, “Grease” (1978) y “Hair” (1979) de Milos Forman.
“Rocky Horror Picture Show” (1975) película extravagante hoy considerada de culto.
En los 80 y 90 Alan Parker dirigió algunos títulos como “Fama” (1980) o “Evita” (1996).
En dibujos animados los estudios Disney produjeron lo que podría ser la mejor película musical en este formato “La Bella y la Bestia”.
Los éxitos de “Moulin Rouge” (2001) “Chicago” (2002) o “El Fantasma de la Ópera” (2004) han revitalizado un género que llevaba muchos años fuera de los despachos de los grandes estudios.
“Sweeney Todd. El Barbero diabólico de la calle Fleet” de Tim Burton (2008) es un ejemplo de la flexibilidad de este género.
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