viernes, 2 de septiembre de 2011

El cine en el Perú


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 Cuzco aparece lo que se vino en llamar la Escuela Cuzqueña de Cine, fundada por los fotógrafos En Victor y Manuel Chambi.

  Filmaron películas como Corpus del CuscoSanturanticuyCarnaval de Kanas y Qouyllur Rity. Largo metrajes importantes de esta escuela son Jarawi y Cuculi.

  En 1966, después de una fructífera producción,  esta escuela desapareció definitivamente.
En 1962 se promulgó otra ley, la 13936, que liberaba de todo tributo la exhibición de largometrajes producidos en el Perú por empresas nacionales.
A partir de los años sesenta surge un director nacido en Nueva York, Armando Robles Godoy que con sus películas personalistas y provocativas se colocó en el centro del debate con Ganarás el pan (1965) y En la selva no hay estrellas (1967), que fueron sus dos primeras producciones, las que reafirmaron su personalismo en el cine. 
En 1970 estrenó La muralla verde.

  Robles Godoy y Franklin Urteaga, presidente de la Asociación de Productores Cinematográficos durante el gobierno militar de Velasco Alvarado, defendieron la promulgación de la ley 19327.
   Hasta la fecha el mejor y más completo dispositivo legal para promover el cine nacional.
  La nueva ley de cine permitió el estreno de los primeros largos acogidos a este incentivo legal.
 

  Estación de amor de Oscar Kantor y Allpa Kallpa, la fuerza de la tierra, de Bernardo Arias.

El corto peruano se convirtió en un cuello de botella al atiborrarse con producciones que, buscando simplemente el negocio cinematográfico, era de una escasa calidad y con temas que fueran del gusto para ser aprobados por el gobierno militar.
  Por esos años que se funda la Asociación de Cineastas del Perú, con la finalidad de proponer soluciones a los problemas que se empezaron a derivar de la aplicación de la ley 19327.
En octubre de 1994 se promulgó una nueva ley de cine, la 26327, y en mayo del año siguiente se dio el respectivo reglamento.
  Entre sus principales disposiciones, estableció el Consejo Nacional de Cinematografía (CONACINE), que fue instalado en enero de 1996. 
CONACINE tiene una serie de funciones, siendo las más importantes:
  Fomentar la producción cinematográfica, promover la difusión de nuestro cine, preservar nuestro patrimonio audiovisual, promover la enseñanza del lenguaje cinematográfico y realizar Concursos Cinematográficos.
Sin embargo, aunque el panorama del cine peruano sigue siendo incierto, nuestros cineastas siguen luchando y en los últimos años hemos podido apreciar filmes como:
“El Bien Esquivo” de Augusto Tamayo,
D’jango, la otra cara” de Ricardo Velásquez,
“Ojos que no ven” de Francisco J. Lombardi,
“Polvo Enamorado” de Lucho Barrios,
“Un marciano llamado deseo” de Antonio Fortunic,
“El Forastero” de Federico García,
“Paloma de Papel” de Fabrizo Aguilar,
“El destino no tiene favoritos” de Alvaro Velarde,

“Días de Santiago” de Josué Méndez,
“Coca Mama” de Marianne Eyde,
“Flor de Retama” de Martín Landeo,
“Doble Juego” de Alberto “Chicho” Durant,
“Piratas en el Callao” – la primera cinta peruana de animación por computadora- de Eduardo Schuldt
y “Mañana te cuento” de Eduardo Mendoza.



El cine latinoamericano


Los países latinoamericanos fueron recibiendo al cinematógrafo al igual que en resto del mundo, a finales del siglo XIX.
  Las circunstancias  sociales, económicas y políticas marcaron con los años su progreso cinematográfico, en el que tanto tuvieron que ver los promotores españoles, franceses e italianos.
  Muy pronto el mercado de cada uno de los países comenzó a estar controlado por el cine de Hollywood; no obstante, esta situación no impidió que en diversas épocas floreciesen aportaciones que mostraron la singularidad de la producción latinoamericana, que se apoyaría a lo largo del tiempo y en gran medida en la coproducción entre países de habla hispana.
Durante la década de los cuarenta es el cine mexicano el que alcanza una mayor notoriedad internacional gracias a las películas de Emilio “El indio” Fernández  y la presencia de estrellas como Dolores del Río y Pedro Armendariz (“Flor silvestre” y “María candelaria” 1943) y María Felix (“Enamorada” 1946 y “Río escondido” 1948.
  Son los años en los que despunta el actor Mario Moreno “Cantinflas” , quien se encargará de consolidad su popularidad nacional e internacional y arrasar en taquilla durante algunos años con películas como “Ahí está el detalle” (1940) de Juan Bustillo Oro y las numerosas películas que dirigió Miguel M. Delgado como “El gendarme desconocido” (1941), “Sube y baja” (1958), “El padrecito” (1964).
A partir de los setenta su director más internacional será Arturo Ripstein con películas como “Cadena perpetua” (1978), “Principio y fin” (1992), “La reina de la noche” (1994) premiado en diversos festivales internacionales.
Entre otros títulos recientes tenemos: “Bajo California, el límite del tiempo” de Carlos Bolado, “Amores perros” de Alejandro Gonzales Iñárritu, “El espinazo del diablo”(2001) y “El laberinto del fauno”(2006) de Guillermo del Toro, “Luz silenciosa” de Carlos Reygadas.
El cine argentino se sostiene con dificultad  sobre las películas de Lucas Demare (“La guerra gaucha” 1942), Luis César Amadori (“Santa Cándida” 1945), etc. y actrices como Libertad Lamarque.
  En las décadas siguientes destacan directores como Héctor Oliveira con “La Patagonia rebelde” (1974) y  “No habrá más penas ni olvido” (1983); así como Adolfor Aristarain  con “Tiempo de revancha” (1981), “Martín Hache” (1997), Fabián Bielinsky con “Nueve reinas” (2001) y Juan José Campanella con “El hijo de la novia” (2001) los que proyectarán la producción argentina hacia el exterior.
El director Juan José Campanella se llevó el Oscar a mejor película extranjera en 2010 con “El secreto de sus ojos”.









El nuevo cine alemán


Es el nombre que recibe el periodo cinematográfico alemán comprendido entre las décadas de 1960 y 1980.
  Algunas de sus características son los largos travellings y los planos de larga duración con los que se trabaja la improvisación actoral.
  Posee una mirada naturalista parecido al de la nueva ola francesa, aunque con radicales diferencias.
  Los movimientos estudiantiles y los cambios que se producen en el teatro y la literatura se derivan  hacia el cine por medio de los jóvenes directores de cortometrajes, y en 1962 proclaman un manifiesto en el Festival de cortos de Oberhausen.
  Este manifiesto, que lleva el nombre de festival, declara que el futuro del cine depende de los realizadores que demuestren utilizar el nuevo lenguaje de cine formado en escuelas cinematográficas y en la experimentación del corto metraje y declaran construir un nuevo cine alemán sobre el viejo que ha muerto.
Los principales representantes fueron:
Volker Schlóndorff  (1939)
Trabajó como asistente de dirección de la nueva ola francesa. Fue ayudante de Resnais, Melville y de Louis Malle.
Su cine ahonda en los conflictos que se producen por el enfrentamiento de sus personajes, y se caracterizan por adaptar numerosas novelas de la rica tradición germana.
Su cine posee siempre una puesta en escena muy controlada, un relato riguroso y un análisis histórico acompañado de reflexión humana ante los conflictos expuestos .
Adaptó para el cine “El tambor de hojalata” de Gunter Grass, Oscar a la mejor película de habla no inglesa y la Palma de Oro en el Festival de Cannes.
Rainer Werner Fassbinder  (1945 – 1982)
  Se caracteriza por su influencia teatral, la preocupación por la forma, un sello personal de autor, conseguido gracias a que trabaja siempre con el mismo equipo técnico y artístico, y un enfoque centrado en los conflictos humanos y en las relaciones de dominación. Entre sus obras más sobresalientes están, entre otras: “El matrimonio de María Brown” (1978) y “Querelle” (1982).
La soledad, el miedo, la desesperación, la angustia, la búsqueda de la propia identidad y la aniquilación del individuo por los convencionalismo, el amor no correspondido, la felicidad soñada y el deseo tortuoso, etc. son los grandes temas del cine de Fassbinder, en el que casi siempre tendrá un protagonismo especial la mujer, figura que le servirá de excusa para plantear diversas fórmulas de emancipación femenina  y poder representar a la mismísima nación alemana en sus filmes sobre la era Adenauer a través de tres heroínas: María Braun, Lola y Verónica Voss.